Las minas del rey Salomón existieron en realidad pero eran de cobre, no de oro

Cuenta la Biblia que el rey Salomón fue un rey judío, que además de ser justo, llevó a su pueblo la prosperidad, quizás por unas legendarias minas de oro que le hicieron nadar en la abundancia. Ahora, un equipo internacional de arqueólogos ha develado que esas minas realmente existieron, pero fueron de cobre.

El hallazgo fue hecho por Thomas Levy, de la Universidad de California (EEUU) y por su colega Mohammad Najjar, de Amigos de la Arqueología en Jordania.

Su equipo encontró en Khirbat en-Nahas (ruinas de cobre en árabe), en el distrito jordano de Faynan, claros indicios de que hace unos 3.000 años allí existieron unas importantes minas y una industria de fundición del cobre. Por la fecha de sus dataciones, bien pudieran ser las que sirvieron al rey Salomón como suministro de un metal que servía tanto para fabricar armas como herramientas.

El lugar ya había sido excavado en la década de 1930 por el norteamericano Nelson Glueck, quien había asegurado que en Faynan estaban las minas del rey Salomón, pero las excavaciones más exhaustivas en la zona no se retomaron hasta 2002.

Ha sido a partir de entonces cuando, en un área de 10 hectáreas, han aparecido más de seis metros de profundidad de escoria y ruinas de las antiguas minas.

Los hallazgos más recientes, en la campaña de 2006, han sido un escarabajo y un amuleto egipcio que, junto con las últimas dataciones con radiocarbono, sitúan la época de esplendor de Khirbat en-Nahas en el siglo X A. de C., lo que confirmaría el relato bíblico sobre los reyes David y Salomón.

Es decir, las minas funcionaron tres siglos antes de lo que se creía. Los autores del trabajo documentan un pico de actividad en las minas en el siglo IX A. de C., y ello da también la razón a la historia sobre el reinado de los edomitas, una nación hermana de los israelitas que, según la Biblia, alcanzó un gran poder al sur del Mar Muerto, justo donde está el distrito de Faynan.

Edificios. Thomas Levy ha encontrado un centenar de edificios y una fortaleza en medio de una gran extensión cubierta de escoria negra, visible desde el espacio. Los seis metros de profundidad en toda esa basura son un sorprendente bastón de medida de los cambios sociales y tecnológicos que se sucedieron a lo largo de la Edad de Hierro, hace entre 3.200 y 2.500 años.

Los análisis del radiocarbono de las maderas y las semillas encontradas en el lugar, analizadas en Oxford por Thomas Higham, confirmaron que en las minas se trabajaba en la época de los antiguos reinos de Israel y Edom. l (Reuters)


Noticia publicada por el diario La Capital.